Harley-Davidson GodHammer, el martillo de Dios

Este espectacular trabajo ha sido realizado por los alemanes de Greaser Garage.

Harley-Davidson tuvo la Lucifer’s Hammer (Martillo de Lucifer), una moto que dominó con mano de hierro el campeonato de Twins BOTT. Como homenaje, la gente de Greaser Garage ha creado la Harley-Davidson GodHammer, el Martillo de Dios, por encargo de un cliente. Lo más sorprendente es que base de partida era una Sportster Forty-Eight de 2016.

Últimamente y casi a diario nos encontramos con preparaciones de motocicletas de todos los estilos y gustos. Pero en ocasiones, nos encontramos con una que por un momento nos hace detenernos y admirarla de cerca. ¿El motivo? No lo sabemos. Una especie de conexión, un amor a primera vista. Y esto es lo que nos ha ocurrido con esta Harley-Davidson GodHammer realizada por la gente de Greaser Garage.

Lo más llamativo de esta preparación es saber que su moto de partida ha sido algo tan diametralmente opuesto como una Sportster Forty-Eight de 2016. Pero lo interesante no es donde empiezas el camino sino donde lo terminas y la meta que te fijas.

El propietario de la moto llegó a Greaser Garage, en Génova, y pidió una trasera más corta con solamente un asiento así como llantas de 19″. Y todo ello aderezado con un escape ruidoso y voluminoso.

Dicho y hecho, la gente de Greaser se pusieron manos a la obra empezando por cambiar la transmisión por correa y acoplar una de cadena.

El tanque de combustible y el colín se fabricaron en aluminio mientras que el carenado personalizado (fabricado por Hangar) está hecho en resina y plástico a imagen y semejanza de una vieja Harley de los años 60.

El escape es protagonista por si mismo debido a las grandes dimensiones. Fabricado en acero y con los colectores envueltos en cinta anticalórica, el escape se terminó con sendos silenciadores en acabado blanco mate y con un escudo térmico de aluminio sobre ellos. Ese acabado rugoso de los escapes antiguos de competición con tratamiento cerámico también está presente.

Las suspensiones fueron sustituidas por otras de WP mientras que los neumáticos Avon Speedmaster son el complemento perfecto para una estética clásica como la que se ha conseguido. No se han olvidado tampoco de un freno delantero Arlen Ness de mayores dimensiones.

Por último la pintura con viejos logos de Aermacchi así como el nombre de la creación, GodHammer, son la guinda del pastel. Sin duda una de las preparaciones más bonitas de lo que llevamos de año.

David Palacios

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