Breve guía para el rutero tragamillas III con consejos, advertencias y comentarios para el motorista novato.

Hoy presentamos: La Comida.

He aquí un asunto fundamental. Comer y beber. Puedo aseguraros que son actividades en el Top Ten de mis dedicaciones favoritas. No es que estén en el podium, pero son hobbies que puedo combinar perfectamente con los que ocupan las tres primeras posiciones. Así que, por experiencia y delectación puedo aportar los siguientes consejos. 

Para comidas de campaña y supervivencia: 

Es buena cosa utilizar las tiendas de los pueblos. El establecimiento proveedor ideal para un viaje en moto es ese bar que abre a primerísima hora y que al tiempo que te prepara un café, ejerce de tienda de ultramarinos y panadería local y de recolector de tempraneros exclientes de puticlub. Aquí se compra uno un pan, un chorizo, una cuña de queso y a gozar de la siguiente parada.

Un buen compañero de viaje es una lata de fabada. Créanme. Con un quemador ESBIT del ejército alemán de los de pastilla 

Un buen compañero de viaje es una lata de fabada. Créanme. Con un quemador ESBIT del ejército alemán de los de pastilla (que nos ocupa lo que una cajetilla de tabaco, combustible incluido, y que no supone ningún riesgo de incendio por derrame o accidente) y tu lata de fabada, dispondrás de una nutritiva comida y un impulso gaseoso extra. (En cuanto recupere la libertad, tengo que preparar un video demostrativo). Además, las latas de fabada son fabulosas para intercambiar con los nativos. Confía en mí.

Para comidas en ruta más civilizadas:

Sí, ya sé que te han dicho lo de el bar de carretera con muchos camiones aparcados. Pues ya no funciona. Eso iba bien cuando aún era Pegaso el rey de la nacional. Ahora tu guía Michelin es el funcionario. En España a la habitual hora de comer y en el extranjero a eso de las 12.30 te sitúas cerca de algún nido de servidores públicos: juzgados, ayuntamiento, algún edificio oficial. Y cuando veas que salen en un grupo de tres o más, les sigues. Indefectiblemente, te llevarán hasta el mejor y más barato restaurante de la ciudad. Los funcionarios son roñosos de suyo, vagos y buenos comedores. Una referencia absoluta.

¡Ah, sí! Me falta la bebida. Pero eso merece un capítulo aparte.

Alex Tornasol

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