Ruta Priego – Cuenca. Por el río Escabas

A través de la puerta del Infierno

A las once con unos cafés, en la plaza de Priego establecemos ir a Cuenca por el mejor camino, y eso que hay muchos buenos. Los que me acompañan son todos conquenses y buenos ruteros. Decidimos hacer la ruta que cursa por el Valle del Escabas. Todo un acierto. La Triumph Bonneville T100 Bud Ekins es nuestra montura para la peripecia.

Ya sabíamos todos lo sublime que es esta ruta, una de las más divertidas y entretenidas que se pueden hacer en moto. Y no da descanso, cada pocos kilómetros te encuentras con una “paisajazo” y un escenario pintoresco. Priego es un bonito pueblo, con esencia. De cántaros de barro y escudos nobles. De arcos escarzanos y frontones clasicistas. Y de Luis Ocaña. Enseguida ya estamos en uso de esos pasos entre piedras que nos esperan: el Estrecho de Priego (CM-2023). Muralla pétrea a ambos lados y la carretera serpenteante que atraviesa su majestuosidad. La Bonnie se integra en el grupo de siete motos.

La ruta no da descanso, cada pocos kilómetros te encuentras con una “paisajazo” y un escenario pintoresco.

Pasado Cañamares (CM-210) buscamos el camping La Dehesa -de referencia- para girar por la CUV-9031. Esa es la carretera que vamos buscando. Es un pasillo de pinos con la sola compañía del Escabas que nos acompañará como fiel can. Cuando ya está con la confianza que provoca un buen entorno, digno asfalto e inmejorable compañía te encuentras con La Puerta del Infierno, unos túneles perforados en la roca para que sigas adentrándote en la tentación. Son tres monolitos concatenados y agujereados por la mano de hombre. En ese momento el asfalto abandona al Escabas, para seguir al arroyo del Peral. Felipe y yo nos adelantamos para hacer fotos bajo los dinteles rocosos a la Bud Ekins.

En tres monolitos concatenados y agujereados por la mano de hombre nos adelantamos para hacer fotos bajo los dinteles rocosos a la Bud Ekins.

De su mano llegamos a Fuertescusa, en un sublime valle lleno de pinares, encinas y chopos. Y piedras. La piedra de Cuenca no se conforma, y quiere alcanzar a la belleza de su entorno, cobrando protagonismo. Hasta 100 fuentes emanan agua cristalina en Fuertescusa, y no tantos bares para tomar algún refresco con más sabor. La Triumph se comporta muy bien en curvas cerradas y el frenado forma parte de la conducción de manera protagonista y resuelve bien. 

La piedra de Cuenca no se conforma, y quiere alcanzar a la belleza de su entorno, cobrando protagonismo. 

Tras una docena de curvas llega el Escabas a la vera de la carretera. Y sigues rodando de forma entretenida, gozosa. El entorno invita a hacer fotos, darte un baño o echar unas zetas  bajo los chopos. Recomendamos la “Fuente de las Mujeres”. Atento al desvío antes de Poyatos, está el camping Serranía. Ahí pilla la intercesión de la derecha. Se estropea un poco el firme, pero no lo suficiente. Una parada obligatoria es en el Puente Barbazoso, elaborado en torno al año 1100, en el periodo de la reconquista, en época Almorávide. Ponemos la moto británica sobre el lomo del puente para hacer una foto histórica.

Una parada obligatoria es en el Puente Barbazoso, ponemos la moto británica sobre su lomo para hacer una foto histórica.

Pocos kilómetros adelante nos internamos en el Parque Natural de la Serranía de Cuenca. Y tenemos que hacer una parada en el cruce donde está el Monumento a la Madera, el Albergue Tejadillos y el desvío (CUV-9113) que hay que tomar hacia Las Majadas (derecha).

Ahí nos separamos del curso del Escabas. En esa zona encontramos algún desprendimiento de roca, piñas secas en el asfalto. El control de tracción de la Bonneville impide que los derrapes por la arena suelta den sustos. Las curvas se van haciendo más amplias, hasta que llegamos a Las Majadas, donde los pinos has dejado despejado el panorama y existen multitud de alojamientos serranos. Fue un escogido lugar de asentamiento de los pastores, y se puede observar el ganado desde el manillar.

Empieza una buena carretera con pronunciada bajada de mayor rapidez de paso, excepto en algunos puntos en los que hay que ir atento a tierra sobre la CUV-9113. En Villalba de la Sierra paramos los motores de nuestras máquinas para descansar. El establecimiento elegido fue El Tablazo. sobre el río Júcar. Unas praderas verdes con terrazas nos sirvieron para comentar la ruta y los detalles de ésta. El cercano Ventano del Diablo nos lo saltamos, aunque es buen lugar para contemplar las presumidas piedras de la provincia conquense.

En esa zona encontramos algún desprendimiento de roca, piñas secas en el asfalto. El control de tracción de la Bonneville impide que los derrapes por la arena suelta den sustos.

Nos dirigimos, para rematar la jornada, al cauce del Júcar por la CM-2105, que recorre sus hoces hasta llegar a Cuenca -y admirar unas vistas únicas de la ciudad-  por la ermita de San Isidro y los bares de El Castillo. 

Fernando y yo regresamos a las hoces de San Isidro para grabar con el dron, y hacer unas tomas aéreas con la flamante T100. Nos esperan en el mesón El Caserío para hacer la última parada de la ruta. Lo que queda de jornada la reservamos en nuestra memoria. 

Regresamos a las hoces de San Isidro para grabar con el dron, y hacer unas tomas aéreas con la flamante T100

Solo puedo añadir que tras mi llegada con la Triumph Bonneville T100 Bud Ekins no he hecho más que disfrutar de la moto, de la ruta, de los amigos y de la Serranía de Cuenca.

Mapa de la ruta: https://goo.gl/maps/MJfouibsA55fxcnMA

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